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Recursos Humanos 3.0
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viernes, 22 de junio de 2012

LAS EMPRESAS NECESITAN LIDERES DRUIDAS



DRUIDA, EL NUEVO ROL DE LOS DIRECTIVO TRAS EL CRASH

La sociedad  vive a nivel mundial momentos de incertidumbre, de desorientación. 
Los medios de comunicación recogen a diario noticias económicas básicamente desalentadoras, descorazonadoras. No se vislumbra una cambio de tendencia a corto plazo.
Nuestra condición de trabajadores se ve azotada por los interrogantes. 
A nivel empresarial, ¿es ésta la recesión final?, ,¿ha desaparecido el concepto de ciclo económico? ¿se trata de un necesario ajuste tras los 10 años de expansión? 
Y, a nivel personal, ¿qué hay de lo mío?, ¿me tocará marcharme a mí?, ¿cuándo?, ¿a quién de mis compañeros?, ¿se encuentran capacitados mis jefes para sacarnos del atolladero?.
Nos domina la desconfianza, una de las emociones más paralizantes en el ser humano. 
Algo tendremos que hacer, sobre todo, los que hemos de la dirección de recursos humanos nuestra vocación, nuestra profesión, nuestro anhelo.
En estas situaciones de carácter pesimista, en mi opinión,  únicamente cabe un comportamiento en los líderes empresariales: comunicar tranquilidad a los suyos. 
Claro, formulada esta quietud  desde un estado de alerta. 
Los directivos han de interpretar las señales del entorno de sus organizaciones y diseñar una respuesta adecuada que garantice la supervivencia de su empresa.
En mi opinión, los líderes se ven abocados a adoptar un nuevo rol: el de druidas.
En el mundo celta, más allá de la última versión cinematográfica del concepto, los druidas desempeñaban numerosas funciones: educadores, consejeros, místicos, médicos, jueces, adivinos. 
Un abanico de tareas que transcendían la elaboración de pociones y ungüentos, a la manera de Panoramix, el compañero druida de Asterix y Obelix, las geniales creaciones de Gosciny y Uderzo.
En realidad, tal y como apuntaba el sabio latino Estrabón antes de la Guerra de las Galias, los druidas desempeñaban un complejo rol  de científicos y sacerdotes. 
Como científicos, analizaban el medio ambiente para encontrar soluciones naturales a problemas de sus clanes. 
Como sacerdotes, creaban y dirigían ritos de celebración y consagración de los fenómenos ecológicos que servían para generar un sentimiento de identidad colectiva, un conjunto de creencias y valores intergradores de todos los miembros de la tribu.
Los druidas, que también ejercían de consejeros de grandes caudillos como Vercigentorix, generaban una visión de pueblo, una idea de futuro común que vertebraba los esfuerzos del clan por perdurar, por mantenerse unido.
Todas estas funciones druídicas constituyen a mi modo de ver las verdaderas tareas de los líderes, obligados hoy a encontrar respuestas para las incógnitas que el entorno económica suscita.
Como los druidas, los directivos deben mantener el espíritu (la misión) de sus organizaciones, renovando con decisión los principios constitutivos de cultura corporativa, afirmando el sentimiento colectivo y la voluntad por sobrevivir.
Por encima de todo, el directivo druida tiene que luchar por preservar la confianza de los empleados en la empresa y el compromiso mutuo con el futuro. Así se garantizará la continuidad del clan, tal vez en una nueva forma o tamaño, pero con vida prolongada.
Los directivos actuales disponen de un contrastado catálogo de herramientas para analizar el entorno y tomar decisiones. 
Al igual que los druidas, disponen de una especial mandrágora curalotodo: la comunicación.
Ante la incertidumbre, aporten información. 
En la incógnita, ofrezcan diálogo. 
El directivo druida debe comunicar su visión de futuro, buena o mala. Pero, sobre todo compartida.
Comunicada la visión, fijado el rumbo, la empresa estará en condiciones de actuar ordenada y acompasadamente. 
Sin miedos, sin rumores porque el destino será claro.
En conclusión, algunas  recomendaciones para aquellos líderes que deseen abrazar su condición de  druidas:
  1. Mantengan la calma y analicen el entorno.
  2. Formulen planes de acción y comuníquenlos a sus empleados.
  3. Dialoguen sobre la puesta en marcha de los planes y escuchen la voz de los clientes.
  4. Inventen alguna poción, algún rito que reafirme el sentimiento de pertenencia.
Ya afirmaba Séneca, cuando los druidas eran definitivamente derrotados por las legiones de Julio César, “no existe viento favorable para quién no sabe a dónde va”.
Ese es el nuevo rol de los directivos: la decidida elección de un rumbo, de un destino. 
¿Por qué no configurarse como una pequeña aldea de galos irreductibles al victorioso ejército romano?.

2 comentarios:

  1. Javier, me alegro por tu druídico blog, recién inaugurado. Calma, análisis, acción, comunicación, diálogo y pertenencia es una buena poción aplicable para liderarse a uno mismo, como condición para liderar a los demás, liberando así, el potencial interior de todos.
    Enhorabuena y todo el ánimo para que tu rumbo y tu destino, puedan ser elegidos y compartidos por toda la aldea...
    Un abrazo.

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  2. Javier, nada más que coincidir con tus apreciados comentarios. El sentimiento de una misión compartida ha guiado a los hombres durante siglos, para bien y para mal. En el contexto actual, en el que los mercados y los factores financieros parecen marcar el éxito y la supervivencia, resulta realmente difícil mantener una "filosofía natural" como hacían los druidas.
    Es el adecuado uso de comunicación y la información la que nos puede facilitar ventajas para progresar por el complejo relieve adaptativo que continuamente nos enfrenta la realidad.
    Como los druidas, comparto la mayoría de sus principios naturales: misión, visión, comunicación, acción, cultura compartida. Aunque por contra no confío en otros como la creencia en el efecto purificador del fuego sagrado.
    Buena suerte con el blog.

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