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Recursos Humanos 3.0
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miércoles, 11 de julio de 2012

SPIDERMAN y el sentido del deber


 CARISMA Y  SENTIDO COMUN: 

       el poder y la responsabilidad directiva


En la galaxia  de los últimos éxitos cinematográficos un superhéroe ya entrado en años , Spiderman, ha vuelto a  batir en su debut en la pantalla grande todos los records establecidos por otras superproducciones triunfadoras: recaudación en el primer fin de semana, número de salas en las que se estrenó, ventas de todo género de merchandising  e inicio inmediato del rodaje de las  secuelas, manteniendo el mismo elenco de protagonistas.
¿Qué tiene el arácnido personaje para seguir  acaparando las preferencias de los espectadores? 
En mi opinión, la paradoja de reunir bajo la apariencia de  una persona completamente normal extraordinarios poderes. 
Una normalidad basada en su carácter anónimo, cotidiano, su  apariencia de vecino solícito y educado, sus miedos, su vergüenza, la pasión  por su familia y su amor por una compañera de colegio. 
En resumen, alguien como cualquiera de nosotros.
A pesar de su normalidad, Peter Parker (el  Spiderman humano), es un héroe, el salvador  de Nueva York de las amenazas de  numerosos supervillanos, la solución a múltiples e innominadas catástrofes.
Como tantos otros niños nacidos en los 60, disfruté  intensamente los cómics con las aventuras de Spiderman, tanto en sus épicas batallas como en sus atormentados noviazgos. 
Ahora, 30 años después, nuestros hijos vuelven a maravillarse con las habilidades del héroe, tanto en la pantalla como en el cómic. 
Y todo ello por su normalidad extraordinaria, porque este personaje vulnerable e invencible encubre tras sus asombrosos logros a una persona que sabe gestionar sus poderes con humildad y sabiduría.

EL NUEVO LIDERAZGO

Las empresas, obligadas por la crisis, han afrontado una profunda renovación en sus modos de hacer y, lo que es más importante, en sus modos de ser.
El desplome bursátil, el cambio en los valores de los ciudadanos han originado una vuelta a lo esencial, identificada  en el mundo de los negocios con el “origen” (back to the basics), cuya principal consecuencia ha sido una modificación profunda en la noción de liderazgo.
Las personas, la sociedad en general definen  actualmente   al líder al que quieren seguir  no como un  héroe, sino como una persona  normal con mucho sentido común,  que sabe gestionar su poder status con humildad.
Se trata de abandonar el  axioma preferido de las empresas surgido en la apoteosis de la web: los directivos exitosos  rebosan  carisma, visión, agresividad  y juventud.
Tal exuberancia ha desaparecido con el mismo fulgor  y rapidez con los que se había iniciado. 
Las empresas han retornado  al concepto más humanista del liderazgo: conseguir objetivos corporativos implica  que los otros (los colaboradores) cubran sus objetivos individuales. 
En resumen, el sencillo modelo “ ganar – ganar” llevado a sus más éticas consecuencias: únicamente puede dirigir personas quien   se ha ganado la confianza de los suyos, que en un círculo virtuoso  llegan a comprometerse con él.
Esta  revisión  del liderazgo exige   la adopción de grandes dosis de humildad para los directivos: estar al cargo de una empresa, dirigir un equipo de profesionales requiere abandonar el protagonismo de los pretendidos triunfadores del mundo on  line, no  querer  ser el centro de atención de todos, en todo momento y circunstancia.
Conseguir los objetivos empresariales a la vez que los empleados alcanzan los propios exige a los directivos desarrollar habilidades internamente muy exigentes, entre las que cabe citar la conciencia de los demás, la empatía, la amabilidad, y, por encima de todo, la humanidad. Se trata de un nuevo sentido de la solidaridad en el que el sentimiento de pertenencia constituye el requisito imprescindible para la supervivencia de las organizaciones.
CAMBIAR LOS PRINCIPIOS DEL   LIDERAZGO
La vuelta a la normalidad trae consigo la aceptación de una serie de principios de actuación muy elementales y humanos. 
Principios sencillos, de amplia eficacia. 
Como el  mostrar sincero interés por las preocupaciones personales de los empleados, fortaleciendo el sentimiento de pertenencia, la identificación con la empresa y, a largo plazo, la productividad.
Otro principio simple y convincente por sus consecuencias inmediatas consiste en escuchar a los colaboradores en los momentos de crisis, de nerviosismo, de oscuridad, lo que contribuye a  reducir su estrés, su desconfianza y, por tanto, incrementa su compromiso, un compromiso mutuo, diseñado sobre las bases de la confianza, que ha de facilitar que los directivos, los líderes aseguren la continuidad de las operaciones.
Si nuestra sociedad demanda superhéroes anónimos como Spiderman , las empresas  necesitan en mi opinión directivos capaces de  adoptar las siguientes actitudes:
1) Mostrar  interés por todo  lo que quieren lograr todos los miembros de tu equipo.
Y esto implica alinear plenamente los intereses empresariales con los personales, desde una óptica integral y retroalimentada. Hay que tener en consideración todas las metas y aspiraciones de los nuestros, para trazar un programa de crecimiento conjunto.
 2) Desarrollar  verdadero interés por  cuanto  sucede al equipo en el ámbito personal.
Esta recomendación fue formulada en los años 30 por Elton Mayo, precursor del management. La novedad estriba en la sinceridad: de nada vale un interés hipócrita, no real ni sentido. Una actuación interesada desmotiva, aliena y no alinea. El líder con  éxito se preocupa por las vicisitudes, buenas y malas, de los suyos. Y lo hace con el corazón, no con el cerebro.
3) Estar  con los empleados  en los malos momentos.
Resulta sencillo saborear los éxitos con los equipos, compartir los triunfos. Pero cuando hay que estar juntos es en los fracasos, proporcionado aliento, ejerciendo coaching y aprendiendo de los errores.
4) Dialogar continuamente  y verificar el estado de ánimo de los colaboradores.
Ante los problemas, palabras y no silencios. En las tormentas, diálogo y no órdenes. Unicamente de la interacción puede generarse futuro compartido.
5) Ofrecer ayuda a los empleados cuando lo necesitan. 
Y de nuevo con sinceridad.

Estos cinco principios representan un camino sencillo a seguir para aquellos directivos que pretendan cubrir las esperanzas de sus equipos, generar un proyecto compartido por todos. 
Si además, visten el traje del héroe  arácnido y afrontan con valentía a enemigos como la ralentización de la demanda, la caída de márgenes, la pérdida de poder adquisitivo de los clientes... se encontrarán en condiciones de sortear la crisis.
Y, después , una taza de chocolate de la tía May y un paseo por Central Park con Mary Jane Watson serán nuestra recompensa. 
Una  recompensa normal  para gente  normal
Para gente como Spiderman, como los directivos que conscientes de la responsabilidad que genera su poder centran sus esfuerzos en los demás.
¿Os gusta la idea o tenéis miedo a las alturas?

1 comentario:

  1. Hola Javier,
    Me ha parecido muy divertido el artículo sobre todo porque soy un gran seguidor de los superhéroes. Pero llendo a lo pimportante del asunto me han encantado las características que describes del nuevo líder y comparto tu opinión al 100%. Últimamente las empresas se están centrando en Tecnocratizarlo todo en relación a su personal con una abrumadora tendencia a la deshumanización y yo creo que, sobre todo los que nos dedicamos a los RRHH debemos romper con esto y preocuparnos de las las personas en sí mismas, de su bienestar en las organiaciones y de que, dentro de lo posible, sean felices.

    F.Pulido

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